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Crónica de la vacuna anti-COVID 19 (10-09-21): A vueltas con la inmunidad de grupo

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Claro está que no se ha alcanzado dicha inmunidad y se duda muy seriamente de que este objetivo se pueda lograr. Dar esperanzas en ese sentido solo sirve para ralentizar todavía más la campaña de vacunación  pues, para muchos dudosos, es una vía de escape: si vamos a la alcanzar la inmunidad de grupo en tal fecha ¿para qué arriesgarme con la  vacuna?

El concepto teórico

El Dr. Josep Vaqué lo definió con claridad en su artículo “Inmunidad de grupo. Significado e Importancia (2003)”:

Su definición clásica, establecida por Fox en 1971, dice: “Es la resistencia de un grupo a una infección ante la que una amplia proporción de individuos posee inmunidad, y en el que por ello ha disminuido de forma notable la probabilidad de que un sujeto con la enfermedad entre en contacto con un susceptible”. Su mecanismo de acción se basa en que la presencia de una elevada proporción de individuos inmunes en una comunidad dificulta la transmisión del agente infeccioso, pues faltan sujetos susceptibles para mantener su circulación, y el proceso entra en una fase de control. Recientemente Fine la ha denominado “inmunidad comunitaria”. Los modernos programas vacunales tienen por objetivo conseguir, en primer lugar, la protección de los vacunados frente a la infección (efecto directo) y, después, que el segmento poblacional de los inmunes sea suficiente para proteger a los no vacunados y globalmente a toda la comunidad, de manera que disminuya la incidencia de casos y sea prácticamente imposible la aparición de fenómenos epidémicos (efecto indirecto).

El término se emplea fundamentalmente para designar este efecto protector indirecto de los programas vacunales sobre la interrupción de la transmisión de infecciones y, en un sentido muy relacionado, para designar el nivel de cobertura vacunal necesario que permitirá conseguir el control de una infección, así como para expresar el nivel concreto de seroprevalencia de anticuerpos que un grupo posee contra una infección. Las condiciones teóricas para que el concepto sea aplicable a infecciones humanas son: a) el agente de la infección debe hallarse restringido a un único huésped, b) la infección debe transmitirse de forma directa entre individuos, c) la infección, por vía natural o mediante vacunación, debe inducir una inmunidad sólida y de larga duración, y d) la población debe poseer un patrón de mezcla al azar.

La aplicación del concepto a la realidad de la COVID 19

El concepto  de Fox, antes definido,  no se cumple en el caso de la COVID. “Sabemos al menos que dos de estas características –el reservorio y el azar– no se cumplen. La inmunidad no la tenemos clara, sabemos que la enfermedad reduce su gravedad, pero puede seguir transmitiendo. No se corta”,  dice el epidemiólogo Pedro Gullón.

Alfredo Corell, presidente de la Sociedad Española de Inmunología va más allá. “Aunque se vacunara al 100% de la población el virus no desaparecería”, asegura en declaraciones a ElDiario.es. “Los innegables logros en la cobertura de vacunación nos han librado de un mayor colapso asistencial, de episodios de la enfermedad más severos y de una mortalidad más pronunciada, pero […] no son suficientes para generar una inmunidad de grupo, cada vez más improbable dadas las características de la enfermedad y la naturaleza de las vacunas”.

Así, pues, los expertos dejan claro que alcanzar una inmunidad de grupo vinculada a una cobertura vacunal del 70% de la población con pauta completa era “ilusoria”. ¿Por qué se estableció entonces el umbral en el 70%? ¿Por qué después se aumentó al 90%? Los cálculos se hicieron pensando en que la inmunidad sería duradera. La fórmula se hizo teniendo en cuenta que R –el potencial de propagación del virus– sería igual a 0. En el caso del 90% se introdujeron en el cálculo las nuevas variantes.

La recomendación de los epidemiólogos es evitar pensar que habrá un momento en el que no vaya a existir transmisión. “No hay que dar falsas esperanzas en que no va a haber casos. Tocará ir vigilando, considerando que el aumento de transmisión no irá acompañado necesariamente de un aumento de las restricciones”, profundiza Gullón.

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